Pasillos. Parte IV.

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Llegamos por fin al último de los cuatro artículos que componen esta serie dedicada a los pasillos. En los anteriores hemos analizado arquitecturas con y sin pasillo, y hemos visto la influencia que la presencia o no de este elemento puede tener en las relaciones entre los habitantes de la vivienda.  En el presente artículo veremos la transformación del funcionamiento interior de una vivienda [la mía] a través de la reforma de su pasillo; también os daré algunas recomendaciones para que podáis convertir vuestros pasillos en espacios más agradables.

Un ejemplo práctico

El plano de la imagen inferior pertenece a la distribución original de la vivienda que reformamos en 2011 y dónde vivimos a día de hoy. La parte sin sombrear se corresponde con la zona de los dormitorios de los niños y del servicio [este último es el que está situado más a la derecha]. En rojo se señala el recorrido de circulación a través del pasillo. Podemos ver como todas las habitaciones constituyen un final de recorrido.

 

En la fotografía del pasillo se ven a la derecha las dos puertas de los dormitorios de los niños, y a la izquierda la del vestidor y cuarto de baño. Al fondo, la habitación de matrimonio. El pasillo no tiene iluminación natural directa.

La reforma

La distribución original daba lugar a tres dormitorios de tamaño suficiente para los tres niños pero, como ya hemos visto en los ejemplos de artículos anteriores, la independencia de espacios no fomentaba la relación, el juego o la discusión entre ellos… 

La reforma consitió en unir las tres habitaciones, situando los dormitorios de los niños en los extremos, y dejando un espacio central para juegos, estudio…

 

Dicho espacio central se conecta con los dormitorios a través de dos amplias puertas correderas, de manera que a diario los tres espacios se juntan funcionando como uno sólo.

El espacio del pasillo se incorpora a este espacio central al demoler la pared que existía entre ambos, con lo que ahora recibe luz natural directa.

 

Los armarios se siguen manteniendo fuera de los dormitorios pero ahora colocados en línea habilitándose un pequeño trastero en el espacio sobrante.

En cuanto a las circulaciones, tal como se señala en rojo en el esquema superior, es posible acceder a cada espacio por más de una puerta, produciéndose, gracias a estos movimientos circulares, una percepción más dinámica del espacio de la vivienda [dinamismo que sobre todo aportan los niños que rápidamente hicieron suyo todo ese espacio]. La habitación de los padres, al fondo, queda apartada del bullicio.

Tras más de un año de experiencia propia podemos decir que la reforma funciona tanto para nosotros como para los niños.

 Algunos consejos prácticos

Para finalizar, transcribo a continuación una serie de consejos que nos da Christopher Alexander en su “Lenguaje de Patrones” para mejorar nuestros pasillos.

“Hay cuatro puntos que distinguen los pasillos “vivos” de aquellos que no los son. En primer lugar es deseable la presencia de la luz natural, preferentemente en la pared larga del pasillo; en segundo lugar interesa relacionar el espacio del pasillo con las estancias a las que da acceso por medio de ventanas o puertas acristaladas, de manera que la persona que lo recorra perciba destellos de la vida interior que sucede en ellas; en tercer lugar debemos hacer presente el mobiliario en el espacio del pasillo: librerías, lugares de asiento o apoyo…; Finalmente, el cuarto punto concierne a la longitud del pasillo, cuanto menor, mejor, y nunca superando los 15 metros de largo”.

Por último recordad que el movimiento entre estancias es tan importante como las estancias en sí mismas; y su disposición tiene tanto efecto en la interacción social dentro de las habitaciones, como las características internas de la propia habitación.

Os espero en quince días. Hasta la próxima!

 

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