El edificio, proyectado originalmente para residencia de menores, se transforma y amplía para acoger en dos fases consecutivas una residencia para ancianos y un salón de usos múltiples para el colegio anexo.

La topografía en pendiente y la disposición en ángulo de 45º del edificio en relación con el colegio condiciona la propuesta, que resuelve a través de su geometría  ambas cuestiones formalizando los espacios intermedios que se utilizan como patios de recreo.

Las ampliaciones del volumen se proyectaron en chapa Robertson continua en cubierta y fachada. El cierre de la fábrica en España provocó que finalmente se tuviese que cambiar la solución por otra de panel de madera con revestimiento de cinc.

Las fotografías muestran la primera fase construida en la que se ve el nuevo cuerpo triangular que aloja las estancias de día de la residencia. En el interior se eliminó la escalera por la que se accedía al espacio bajocubierta.