Pasillos. Parte III.
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Arquitectura y relaciones humanas
En los dos artículos precedentes hemos descrito las características de las viviendas con pasillo y sin pasillo, y hemos dejado entrever como afectan ambos tipos de distribuciones interiores a las relaciones humanas entre sus habitantes. En este tercer artículo de la serie completamos dicha argumentación.
Diligencia y disipación.
Las dos imagenes que vemos a continuación pertenecen a una serie de grabados de James Northcote “Diligence and Dissipation” [1796-1797]. Las imágenes representan como la vida virtuosa y el buen comportamiento lleva aparejada una recompensa futura, mientras que, en el lado contrario, cualquier desviación del camino de la moralidad nos conducirá irremediablemente a la ruina.
Quizá sea mera coincidencia, pero la arquitectura parece servir de ayuda al artista para acompañar su argumentación. La escena que representa la relajación moral tiene como fondo la arquitectura clásica, mientras que la consecuencia del comportamiento virtuoso tiene como fondo una arquitectura de estilo gótico.
Arquitectura y relaciones humanas
En su brillante artículo “Figuras, puertas y pasillos” [Translations from Drawing to Building and Other Essays, 1997], Robin Evans realiza una interesante disertación sobre la correspondencia entre el tipo de distribución de la planta de arquitectura y la naturaleza de las relaciones humanas que se desarrollan en ella.
Siguiendo su ejemplo, realizaremos a continuación una comparación entre el modo de vida de una época y lugar determinados con la distribución de las plantas de las casas que en esa época y lugar se proyectaron y construyeron. Rescatando las plantas de arquitectura [con y sin pasillo] de las que habíamos hablado en los anteriores artículos las compararemos ahora con pinturas que nos ilustran sobre el modo de vida de la época a la que se corresponden.
La primera comparación muestra la planta de la villa Foscari, que habíamos tomado como ejemplo de la arquitectura sin pasillos, y el cuadro de Rafael la “Madonna dell´ impannata”, un retrato típico de la “Sagrada Familia” del bajo renacimiento. Si habíamos hablado de que la planta sin pasillos favorecía la relación entre las personas, podemos ver en el cuadro escogido como las figuras del cuadro se miran, se agarran y se señalan entre sí. La adoración mútua entre los personajes del cuadro nos representa una época de relación estrecha, casi tan basada en el tacto como en la vista.
La segunda comparación muestra la planta de la residencia campestre proyectada por Robert Kerr que habíamos tomado como ejemplo de la arquitectura con pasillos, y el cuadro de Valeriano Becquer que muestra un retrato típico de una familia acomodada del siglo XIX. La nueva dimensión que la “sacralización” de la privacidad de la persona había alcanzado en este siglo se muestra en el retrato en el que las figuras sólo se permiten un leve contacto con los niños [posiblemente por ser éstos todavía inofensivos e inocentes]. La arquitectura, también neutra, aparece como telón de fondo de esta sociedad de extrema virtud.
Quizá vosotros, queridos lectores, tengáis en mente algún otro ejemplo de arquitectura que refleje las relaciones humanas de una determinada sociedad, lo dejo ahí por si os animais… Os espero en el último post de la serie, de título tan original como los otros tres.